Como representantes de los intereses de los trabajadores tenemos la responsabilidad de tomar una postura clara y sin especulaciones respecto al rumbo que pretende tomar el Gobierno Nacional.
En este sentido, nos oponemos enfáticamente al DNU que entró en vigencia el pasado 29 de diciembre y de la denominada Ley Ómnibus impulsada por el gobierno de Javier Milei y que está siendo tratada en la Cámara de Diputados, entendiendo que tienen por objetivo debilitar intencionadamente la organización del movimiento obrero.
El paro decidido desde la conducción nacional de la CGT -y con el apoyo de los miles de sindicatos de nuestro país que la integran- se impone como una necesidad para preservar la misma legislación con la que Argentina llegó al pleno empleo. Nuestro país no necesita quitarle derechos a los trabajadores para crecer. Ese argumento ya costó caro cuando en la década del ‘90 se despilfarró el patrimonio de generaciones esperando el famoso derrame que nunca llegó. Nuestro país necesita decisiones políticas estratégicas con la misión de desarrollar nuestra industria para que sea capaz de generar empleo y absorber mano de obra, y dejar de premiar a los sectores especulativos y financieros como viene ocurriendo en los últimos años.
El paro también es un llamado a la dirigencia política. Al oficialismo para que, en las diferencias se puedan encontrar consensos, actuando dentro de los márgenes de racionalidad y atendiendo el bien común y la integridad de los trabajadores. Y a la actual oposición, que tiene una responsabilidad histórica en el parlamento, para que reflexione acerca de la relevancia del movimiento obrero y que no se convierta solo en una alianza táctica de períodos electorales. Los trabajadores organizados somos actores esenciales en la vida democrática de nuestra nación y, con esta medida de fuerza, tenemos la obligación de recuperar el protagonismo como genuinos garantes de los intereses permanentes de nuestra patria.
El DNU
El DNU se encuentra sin efecto actualmente en lo que obedece a las cuestiones laborales, debido al amparo presentado ante la Justicia y al que le dió lugar. En su aplicación impactaría directamente sobre los derechos adquiridos en diversos aspectos, como en los fuertes límites al ejercicio del derecho a huelga, el otorgamiento de amplias facultades a los empleadores para despedir con causa a trabajadores que participan en medidas de fuerza, la regulación restrictiva de las asambleas sindicales, la reducción de la indemnización por despido, la apertura a la desregulación total de la jornada laboral vía negociación colectiva, con el único límite de 12 horas de descanso entre jornada y jornada, entre algunos de los ítems más importantes.
La Ley Ómnibus
La Ley Ómnibus, llamada así por la absurda cantidad de leyes que se pretenden tratar conjuntamente, tiene una enorme cantidad de puntos críticos que conviene prestar atención. Algunos afectan directamente a nuestra soberanía nacional (Libre extranjerización de tierras, art. 154, Liberalización del Mar Argentino y desmantelamiento de la industria naval, art. 245). Otros atentan contra el ejercicio republicano al delegar enormes facultades al poder ejecutivo. Respecto a lo estrictamente laboral se plantea la idea de un “Blanqueo laboral” que habilitaría la “extinción de la acción penal” y “condonación de las infracciones, multas y sanciones” por irregularidades en la contratación de un empleado, favoreciendo al sector empresario. Mientras que en materia previsional se derogaría la ley de movilidad jubilatoria sin especificar el plazo de la medida, pudiendo el Gobierno decidir cuándo y cuánto aumentan los haberes en 2024 hasta que se defina una nueva fórmula teniendo en cuenta los “criterios de equidad y sustentabilidad económica”.
El paro y la movilización del 24
Las razones que presentamos son solo algunas de las múltiples que comprometen no solo a gremios y sindicatos como responsables de la organización de los trabajadores sino de la sociedad argentina en su conjunto.
El próximo miércoles el paro y la movilización deben mostrar la capacidad de unión y fuerza del movimiento obrero para defender lo conquistado a lo largo de generaciones y protagonizando en las calles, lugar de resistencia por excelencia, una jornada de lucha para detener las intenciones de un gobierno que busca implementar un programa ajeno al interés de las grandes mayorías.